Descarbonizar la electricidad es uno de los pasos fundamentales para un sistema energético bajo en carbón; en los últimos 10 años se han realizado esfuerzos importantes para incrementar las fuentes de energía limpia en el mix eléctrico, sin embargo, los años posteriores al COVID-19, han visto un repunte de energías convencionales y baratas como el carbón.
¿Estamos en la ruta para “limpiar” la electricidad y con ello dar un paso decisivo para la descarbonización total de la energía?
Analicemos los datos para unir los puntos que nos den una imagen de las tendencias energéticas a nivel global.
Antes de ver los datos es importante tomar en cuenta algunas consideraciones. El mix energético global consiste en electricidad, transporte y calefacción. Por eso mismo, cuando afirmamos que la descarbonización de la electricidad es fundamental para todo el sistema energético global, es por su peso dentro de todo el mix. De tal manera, si profundizamos en cómo se conforma cada una de las partes del mix energético, el peso de cada fuente de energía es diferente; por ejemplo, las fuentes de energía bajas en emisiones de carbono, como las energías renovables y la energía nuclear, tienen un peso específico mayor en el mix eléctrico que en el de transporte. Dicho esto, vamos a los datos.
¿Qué nos dice la gráfica? El carbón es la principal fuente de energía para producir electricidad, seguida del gas, pero ha experimentado un declive importante en los últimos diez años, aunque su uso ha resurgido tras la pandemia, debido al apetito por energía barata. Paralelamente, el gas y la energía hidroeléctrica se han mantenido relativamente estables con ligeras alzas, aunque disminuyeron su participación tras la pandemia. La energía nuclear ha disminuido su aportación al mix dramáticamente en los últimos 20 años, debido a las políticas de desnuclearización. Por ejemplo, Alemania, a principios del milenio, contaba con una participación de energía nuclear del 30% y actualmente ha disminuido hasta el 6%. Esta disminución coincide con el incremento en la red eléctrica de renovables como la energía eólica y solar. De hecho, tanto la eólica como solar, son las energías de mayor y más rápido crecimiento a nivel global. Por otro lado, el petróleo cada vez es menos relevante para la generación eléctrica y se encuentra en una tendencia muy clara a la baja, prácticamente igualando la participación de la bioenergía, que consiste principalmente en energía obtenida a partir de la materia orgánica.
¿Cómo influye el nivel de ingreso en la generación eléctrica? A partir de las gráficas podemos concluir que los países de mayor ingreso han disminuido dramáticamente el uso de carbón, aunque han incrementado el uso de otros combustibles fósiles como el gas, esto debido a la conversión de plantas eléctricas de carbón por ciclos combinados que funcionan con gas natural. Así mismo, son los países en donde se ha registrado el mayor aumento exponencial de fuentes eólicas y solares. En los países de bajo ingreso, en cambio, las energías renovables, como la solar y eólica, apenas han experimentado un crecimiento y tienen una mayor dependencia del petróleo y del carbón, sin embargo, se puede considerar que son a su vez más limpias y sostenibles, pues su fuente energética principal es la hidroeléctrica. Los problemas comienzan cuando observamos a países considerados de ingreso medio.
En ambos casos, vemos una participación en la generación eléctrica liderada por el carbón, con niveles cercanos al 50% y una tendencia al alza. Las energías hidroeléctrica y de gas, alternan el segundo y tercer lugar y a pesar de marcar una tendencia a la baja, no es tan claro qué tipo de energía compensa el hueco dejado por estas energías. Las energías limpias como solar y eólica han crecido y multiplicado su participación, pero no tan significativamente como para descarbonizar su generación eléctrica. Es en este frente donde aún queda mucho por hacer.
En suma, podemos concluir que los países con las redes eléctricas más limpias son aquellos que dependen en gran medida de fuentes de energía renovables, como la energía hidroeléctrica, eólica y solar. Los países con grandes reservas de combustibles fósiles, como Estados Unidos y China, tienden a tener redes eléctricas que dependen más del carbón y el gas natural, pero a su vez, hay un crecimiento exponencial y muy importante de fuentes limpias y renovables. La combinación global de electricidad se está volviendo más limpia, a medida que más países hacen la transición a fuentes de energía renovable.