¿Qué pasa cuándo el 80% de tu Mix eléctrico depende de una sola fuente energética? Pasa que estás cocinando una receta para el desastre.
Ecuador se encuentra en medio de una crisis energética que ha paralizado las actividades del país. Apagones prolongados azotan la nación, obligando al cierre de empresas y escuelas, e interrumpiendo la vida cotidiana. En el centro de este colapso se encuentra una compleja mezcla de desastres naturales, presunta corrupción y una latente sospecha de sabotaje.
Una grave sequía, vinculada al fenómeno climático de El Niño, ha devastado las conexiones de los ríos de Ecuador, dejándolos en niveles críticos. Ecuador depende en gran medida de la energía hidroeléctrica, y los torrentes agotados ya no pueden proporcionar el agua necesaria para alimentar sus centrales hidroeléctricas. La falta de lluvia, como consecuencia directa de el Niño, ha reducido drásticamente la capacidad de generación eléctrica del país.
El 80% de la generación eléctrica de Ecuador es hidroeléctrica, en contraste, hace 10 años los combustibles fósiles generaban hasta el 40% de la energía eléctrica. Este espectacular crecimiento de la energía hidroeléctrica, se debe al aprovechamiento del gran número de ríos y a la geografía montañosa del país, donde la clave es la contribución de la planta del río Coca, la más grande de Ecuador, que tiene la capacidad de generación de 1,500 MW.
En el año 2022, dicha planta sólo generó al 22% de su capacidad. Las constantes reparaciones y fallas estructurales, han obligado al país a importar energía de Colombia, y a retrasar sus planes de convertir sus generadoras eléctricas consumidoras de petróleo, a plantas de gas de ciclo combinado.
Sin embargo, el problema no es nuevo. El país prevé con antelación los meses de sequía de Octubre a Marzo y a partir de esta condición, se suele racionar la energía, se intensifica la generación con petróleo, gas y diésel e incluso se programan cortes eléctricos, como fue en este caso, desde Octubre de 2023.
La demanda de electricidad crece 200 MW cada año, y para satisfacer el apetito de energía, Ecuador ha puesto en marcha proyectos de generación renovable que en su conjunto aportarían hasta 1.4 GW para el año 2031. El problema es, que muchos de estos proyectos o llevan meses y hasta años atrasados, como la planta Toachi Pilatón, que generaría hasta 254 MW con seis años de retraso, o se encuentran estancados en trámites burocráticos interminables.
El gobierno ha sido acusado por la opinión pública de exacerbar la crisis por negligencia y posibles casos de corrupción. Las autoridades afirman que el exministro de Energía y otros miembros del ministerio ocultaron intencionalmente la gravedad del problema, no informaron al público de la crisis inminente y no tomaron medidas oportunas para mitigar la situación. El mismo gobierno ha sugerido que el desabasto es consecuencia del sabotaje de plantas hidroeléctricas.
Independientemente de las causas, las consecuencias de esta tormenta perfecta de sequía, fallas en la infraestructura de generación y problemas con la distribución, han sido contundentes con la población y la industria del país. Aunque el gobierno ha ofrecido cubrir el costo del 50% del consumo de los usuarios durante el mes de Abril, el daño infligido por los cortes eléctricos ya ha sido hecho.
El alcance real de la crisis en Ecuador sigue siendo incierto. Lo que resalta esta problemática es la necesidad y urgencia de un mix eléctrico equilibrado, una red eléctrica que garantice la distribución y un énfasis mayor en energías renovables que aceleren la transición energética, para disminuir los efectos nocivos en el medioambiente, los cuales se hacen patentes en la sequía que azota a Ecuador.