Equipo de E2M

12 de October de 2023
El panorama energético y el fantasma de la estanflación.

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El aumento de los precios del petróleo y el gas natural, junto con señales económicas desalentadoras y la escalada del conflicto entre Israel y Palestina, han amplificado las preocupaciones del impacto en el sector energético y financiero.

En las últimas semanas, se ha producido un cambio notable en el panorama financiero y energético. Ha pasado de un estado de relativa calma a una creciente preocupación, principalmente debido a la remontada de una ola de inflación y la percepción de que las tasas de interés no solo seguirán aumentando, sino que también permanecerán altas durante más tiempo. 

El aumento de los precios del petróleo y del gas natural, indicadores económicos que desalientan el sentimiento del inversor, y la escalada durante este fin de semana del conflicto entre Israel y Palestina, nos dan indicios de que la incertidumbre tendrá efectos a su vez en el mercado energético.

La Reserva Federal de Estados Unidos (La Fed) inició un proceso de “Contracción cuantitativa”, que consiste en reducir la liquidez al aumentar las tasas de interés con el fin de, entre otras cosas, controlar la inflación. El objetivo de la Fed es un “soft landing”, es decir, reducir la inflación sin afectar mayormente la economía; básicamente, reducir la liquidez sin provocar una recesión. 

Sin embargo, el repunte del precio del petróleo ha contribuido al incremento de la inflación. Esto ha provocado un cambio de sentimiento en el entorno financiero, al resonar la posibilidad de un escenario estanflacionario. Éste es un fenómeno económico caracterizado por un crecimiento lento y una inflación persistente: es decir, incremento de los precios de la energía y una economía que se degrada lentamente. 

Como previmos en el mes de Abril en esta Newsletter de E2M, los recortes de producción por parte de miembros y no miembros de la OPEP, principalmente de Arabia Saudita y Rusia (los campeones de peso pesado de la producción de petróleo), y su política de reducción de producción en más de 2.5 millones de barriles de petróleo por día, restringiría efectivamente el suministro mundial de petróleo y por lo tanto, daría a los precios un impulso continuo al alza.

Por otro lado, las reservas de petróleo de Estados Unidos están en su nivel más bajo en 40 años después de una reducción histórica. La función de estas reservas estratégicas es aliviar la demanda y el incremento de precios del crudo. Naturalmente, con las arcas de las reservas prácticamente vacías, no hay manera departe de la administración de Biden para despresurizar el incremento de los precios. 

El catalizador del repunte de la inflación es el incremento de los precios del petróleo. Aunado a los recortes de producción y la disminución de las reservas, a esta ecuación debemos sumar ahora la incertidumbre geopolítica derivada de la situación entre Israel y Palestina. Por ejemplo, tras la apertura de la cotización de los futuros del petróleo del pasado domingo por la tarde, el precio del petróleo aumentó un 4%. Durante el transcurso de la semana, el precio ha corregido y se ha ubicado sobre los USD $83.

Aunado a estos factores, los indicadores económicos no están siendo del todo favorables para reafirmar un panorama de “soft landing”. El pasado Viernes se dio a conocer el dato de Nóminas No-Agrícolas de Estados Unidos, dando como resultado un número muy arriba de lo esperado. Esto se traduce en que el mercado laboral se encuentra muy ajustado, con más puestos de trabajo que trabajadores. En un entorno económico estable, esto es positivo. Sin embargo, en el escenario actual esta brecha, y entre más grande que esta sea, suele conducir a salarios y precios más altos, por lo que se crea mayor inflación. 

La escalada de los precios del petróleo tiene amplias repercusiones en el desempeño económico de diversas industrias, afectando directamente al consumidor. Si la demanda y el consumo energético se mantienen fuertes como hasta ahora, el fantasma de la estanflación se manifestará en las decisiones financieras y de gestión económica. 


En suma, las últimas semanas han marcado una fase de mayor ansiedad financiera, impulsada en gran medida por un resurgimiento de la inflación y la anticipación de tasas de interés persistentemente elevadas. La perspectiva de un invierno en Europa, que apunta a no ser tan benévolo como el del año pasado, puede incrementar las señales de mayores precios energéticos, principalmente del gas natural. El dato de la inflación anual de Estados Unidos revelado el día de hoy, con resultados un poco arriba de lo esperado (3.7% vs 3.6%), nos da pistas de la hoja de ruta de la Fed. Empero, el conflicto entre Israel y Palestina agravarán estas preocupaciones, creando mayor incertidumbre alrededor de este escenario.

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