La electrificación total, impulsada por la energía solar y eólica, la transmisión y el almacenamiento son los arietes del futuro, de acuerdo al reporte anual de energía de JPMorgan. 

El futuro energético se proyecta como un mundo donde todo funcione con electricidad, alimentada por fuentes limpias como la energía solar y eólica. Esta “electrificación total” se basa en la mayor eficiencia de los motores eléctricos y las bombas de calor frente a las opciones tradicionales de combustibles fósiles. Sin embargo, la electrificación a gran escala enfrenta obstáculos que van más allá de la construcción de fuentes de energía renovable. 

Los desafíos incluyen limitaciones técnicas (los avances en los campos de la química y  la física), factores económicos (mayor inflación y por ende, costos más altos), barreras políticas e incluso comportamientos humanos arraigados que dificultan la transición desde los combustibles fósiles. En resumen, aunque la red eléctrica se está transformando y volviéndose más limpia, la visión de la electrificación total avanza lentamente debido a una compleja combinación de obstáculos.

Electravisión.

La premisa es simple: si un proceso puede ser electrificado, su fuente de energía puede ser descarbonizada por energías renovables como fuentes solares, eólicas y asegurar su suministro con almacenamiento energético. 

Esta visión a futuro hacia una energía más sostenible ya está en progreso. Aunque la demanda global de combustibles fósiles en el consumo energético disminuye lentamente, no así la cantidad de emisiones, que siguen en aumento debido a la creciente demanda de energía. Ante esto, muchos apuestan por expandir las fuentes de energía renovable, sobre todo para la generación eléctrica. Pero, ¿es suficiente?

Hoy en día, las energías renovables como la solar y eólica contribuyen principalmente a abastecer nuestros hogares, oficinas y la infraestructura digital que usamos. Descarbonizar la red eléctrica es crucial, pero es solo una parte del desafío. Sectores como la industria y el transporte son altamente dependientes de los combustibles fósiles, las cuales siguen alimentando sus fuentes energéticas con combustibles fósiles.

Una proyección interesante es cómo los vehículos eléctricos exponencialmente tienden al alza. 

El reporte destaca que la descarbonizar las fuentes energéticas es la parte sencilla. Por un lado, es indispensable que la red eléctrica crezca para soportar la demanda, el cual ya es un desafío al que se enfrentan muchos países  por el otro, se requieren avances tecnológicos para electrificar muchos procesos, sobre todo en la movilidad y la producción industrial.

Por ejemplo, en el ámbito de la movilidad, esto implica reemplazar autos de combustibles fósiles por vehículos eléctricos, calefacción a gas por bombas de calor eléctricas, y adaptar procesos industriales para usar electricidad en vez de combustibles fósiles. Pese a sus desafíos, Electravisión es una solución a largo plazo para un futuro más sostenible, pensada en términos de décadas, no de un año a otro.

Un comparativo muy interesante: la tendencia del uso de calefactores eléctricos en sustitución de las calefacción a gas, es cada vez más pronunciada a favor de la primera. 

Incluso con retos, el potencial de Electravisión la hace una meta que vale la pena. Adoptando esta visión, podemos disminuir nuestra dependencia de los combustibles fósiles y avanzar hacia un futuro donde nuestras necesidades energéticas se cubran de manera sostenible. La tarea es inmensa, pero la recompensa de un planeta más limpio la hace una misión que debemos asumir.

Electravisión requiere un enfoque integral que considere no solo la generación de energía renovable, sino también cómo usamos y administramos la electricidad en un futuro de electrificación extendida a todas la actividades humanas. Es decir, se requiere de un sistema de gestión que optimice la infraestructura de carga y que integre eficazmente las fuentes de energía renovable en la red.