¿Cuál es el papel de las energías renovables en caso de contingencias climáticas y escasez de energía? ¿Son la causa o la solución?
Las situaciones climáticas extremas se han convertido en una amenaza constante al sistema eléctrico: tormentas invernales y olas de calor ponen en jaque tanto a los administradores y generadores del sistema una vez que estos fenómenos se presentan. La alerta presentada en Alberta, Canadá destaca la problemática ante el stress que imprimen los fenómenos climáticos extremos al sistema eléctrico y es representativa de los desafíos de la transición energética .
La alerta, desencadenada por una combinación de factores que incluyen la noche más fría en 50 años en la región de Alberta, condiciones de viento propios de una tormenta invernal e inesperados cortes en plantas de gas, resultó en un contorversial llamado urgente a la conservación inmediata de electricidad.
Caracterizadas por resistirse a las regulaciones de energía limpia, Alberta y la región vecina de Saskatchewan, comparten necesidades energéticas condicionadas por una geografía en común y un modelo energético basado en combustibles fósiles, pues entre las dos producen más de la ¾ partes del petróleo que produce Canadá, que a su vez es el 4o productor en el mundo. A pesar del aumento en la capacidad de generación de energía, incluido un aumento significativo en la energía solar, las dos regiones han cuestionado fuertemente las iniciativas para la descarbonización de la energía del gobierno de Justin Trudeau.
Alberta, por un lado, se caracteriza por generar el 90% de su electricidad con gas natural y carbón. El resto se encuentra repartido entre eólica e hidroeléctrica, principalmente. En los últimos años ha crecido la instalación de paneles solares, pero su presencia en el mix eléctrico global es meramente anecdótico.
Por el otro lado, Saskatchewan genera cerca del 84% de la electricidad con gas natural y carbón y el resto con energía hidroeléctrica.
La dominancia de combustibles fósiles en el mix eléctrico de las dos provincias canadienses llama la atención al tratarse de un país que tiene la tercer mayor capacidad de energía hidroeléctrica en el mundo (sólo detrás de China y Brasil). De ahí la presión departe del poder ejecutivo para la descarbonización de la energía de estas regiones, a pesar de que las autoridades de cada región argumentan que no podrían depender únicamente de recursos renovables durante noches excepcionalmente frías.
Ciertamente, aunque las medidas de emergencia del sábado 13 de enero ayudaron a estabilizar la situación, no toda la responsabilidad de la conservación de electricidad para aliviar la presión en la red durante los períodos pico, puede caer en el usuario. En ese contexto, la aportación de energías renovables no es lo suficientemente significativa como para atribuir a las intermitencias de la energía eólica o solar por ejemplo, la caída de potencia de la red. Es caer en un falso dilema en el que por impulsar las energías renovables, se restrinja la aportación de los combustibles fósiles.
Y más cuando en la región se han bloqueado proyectos de energía limpia, como instalación de paneles solares comunitarios para suministro residencial, a pesar de que han trabajado a la par en desarrollo de tecnología para almacenamiento de energía. Es decir, el tema no es si la energía solar o eólica son intermitentes, sino que muchas veces son usadas como carne de cañón para culparlas de la disrupción en la generación eléctrica, la cual en este caso particular, no fue la situación. La pregunta es, ¿es posible agregar más energía generada con fuentes renovables sin comprometer la estabilidad de la red?
La respuesta es si y el ejemplo lo tenemos en Dinamarca. El país nórdico, con condiciones climáticas similares a Canadá, tiene un mix eléctrico donde el 60% de la generación es con renovables y no presenta disrupciones en su sistema. ¿Cómo lo lograron? Es un tema que abordaremos en la siguiente Newsletter de E2M, pero dejamos una pista: aseguraron el suministro de la generación limpia eficientando la red.
