China instaló cerca de 60 GW de energía limpia combinada entre energía solar y eólica, durante el primer cuatrimestre del año 2023. Al cierre del año 2022, la capacidad instalada total de China, era de 760 GW. Para que nos demos una idea de la magnitud de este esfuerzo, sólo la capacidad solar instalada de Japón es de 74 GW y de Alemania es de 58 GW. Este aumento exponencial de la capacidad instalada de China, nos hace cuestionarnos si esta expansión tan agresiva es lo necesario para lograr los objetivos de cero emisiones. Esto puede ser cierto, pero no todo es lo que parece.
China es el país líder en capacidad y generación solar en el mundo y en los últimos años ha realizado grandes esfuerzos para reducir las emisiones de carbono. La financiación de los proyectos de energía limpia es la clave de este esfuerzo, por lo que el gobierno chino implementó una serie de políticas para fomentar la inversión en energía limpia y movilizar el capital privado. Dos de estas políticas son el impuesto al carbono y el mercado nacional de comercio de carbono, un sistema diseñado para reducir la intensidad de CO2 de la actividad económica en lugar de las emisiones totales.
Sin embargo, no todo el modelo privilegia las energías limpias, y es precisamente en este aspecto en donde yacen las críticas hacia el modelo energético chino. El gobierno chino aprobó el año pasado la expansión de nuevas plantas de carbón, con la capacidad de generar cerca de 106 GW. Esto ha sido interpretado como una contradicción del compromiso del país asiático con los objetivos climáticos. La tendencia de China hacia el carbón se había marcado hacia la baja desde el 2015 hasta el 2022 con dicha ampliación, debido principalmente a la preocupación de una eventual escasez de energía. La generación eléctrica en China está basada principalmente en carbón con un contundente 63%, seguido de la generación hidroeléctrica con un 14% y en igual porcentaje, la combinación entre energía eólica y solar.
Ante esta situación, los 60 GW de energía limpia construidos este año, se quedan cortos en relación a la expansión del uso del carbón. En 2021, un reporte de la compañía TransitionZero, estimaba que China debería de “apagar” cerca de 600 plantas de carbón en los próximos 10 años (las cuales representan 364 GW de energía), con el fin de cumplir con la meta de cero emisiones para el año 2060. Es decir, China tendría que apagar en carbón el equivalente a su capacidad total de energía solar y a la par, sustituirlo con alternativas limpias. Por ejemplo, del 2005 a la fecha, la generación eléctrica por gas, aumentó exponencialmente y creció más de 20 veces hasta la fecha, es decir, de 12 TWh a 277 TWh. Una alternativa viable sería la transición de plantas de carbón realizando una conversión hacia plantas de ciclo combinado que producen electricidad con gas natural, y las cuales en comparación emiten menos CO2 .
Un enfoque de esa naturaleza, podría hacer ganar tiempo mientras se concretan proyectos de generación de energía limpia. Por la capacidad desplegada en los primeros meses del año, una tarea de dichas proporciones no parecería fuera de proporción; sin embargo, las decisiones del gobierno chino y la tendencia al alza del uso de carbón, como mínimo resaltan la incongruencia de su modelo energético.