Francia y el Reino Unido son dos países con objetivos ambiciosos de neutralidad de carbono para el año 2050. La energía nuclear es protagonista para lograr estos objetivos.
El nuevo proyecto de ley energética de Francia se centra en las energías renovables, con un énfasis especial en la energía nuclear. El texto propuesto reafirma el compromiso histórico de Francia con la energía nuclear y establece la meta de construir de 6 a 14 nuevos reactores, y busca mantener una capacidad instalada de 63 GW para el 2030, con el 75% de dicho suministro con aportación nuclear. Sin embargo, la polémica comienza en el sentido de que no fija objetivos similares para las energías renovables como la solar y eólica.
En el proyecto de ley que entró en vigor en 2023, diseñado para acelerar la adopción de energías renovables, se eliminaron procedimientos burocráticos que desalentaban dicha adopción. El propósito en números redondos era incrementar la capacidad de generación de energía renovable hasta de 11 GW. Para esto habría que aprovechar todo el espacio disponible y por ejemplo, se creó una ley que obligaba a los propietarios de estacionamientos de autos, contar con instalaciones de generación solar. Igualmente, se establece cómo aprovechar la línea costera para desarrollar una zona prioritaria de capacidad eólica marina.
Sin embargo, en el nuevo proyecto de ley presentado este año, no hay políticas que den seguimiento a dichas leyes secundarias o que las fortalezcan. Esta falta de compromiso con las energías renovables está generando preocupaciones entre activistas y expertos. Argumentan que Francia necesita aumentar masivamente su producción y participación en las energías renovables para alcanzar sus objetivos de neutralidad de carbono, y no depender excesivamente de la energía nuclear.
Así como en la implementación de esta ley a principios de 2023 se hablaba de seguridad energética, en esta propuesta se centra el discurso en su soberanía. Francia se convirtió en líder de generación nuclear después de la crisis petrolera de 1973 y con tal de no depender de los países productores de petróleo, Francia construyó cerca de 50 plantas nucleares que a lo largo de su vida útil han contribuido hasta con el 75% del mix de energía eléctrica. No hay ningún otro país que mantenga una relación tan estrecha con la energía nuclear como Francia.
Por otro lado, el gobierno del Reino Unido está proponiendo una expansión adicional de la energía nuclear, con el objetivo de lograr el mayor aumento en 70 años. Este plan tiene como objetivo reducir la dependencia de suministro de combustible nuclear producido en Rusia, cuadruplicar los suministros de energía nuclear para el año 2050, crear miles de empleos en la esta industria y ofrecer una fuente de energía estable y baja en carbono.
Sin embargo, el plan también enfrenta desafíos. Los proyectos nucleares existentes enfrentan retrasos y sobrecostos, y encontrar ubicaciones para nuevas centrales eléctricas puede ser difícil debido a la oposición local y consideraciones medioambientales. Reino Unido históricamente ha enfrentado un sinnúmero de dificultades a la hora de poder plantear siquiera la viabilidad de proyectos nucleares. Por ejemplo, para poder aprobar la construcción de la planta nuclear de Sizewell se llevaron cerca de 10 años solamente en las consultas.
A diferencia de Francia, Reino Unido tiene una menor presencia de la energía solar en su mix energético, principalmente porque se ha mantenido mayor resistencia a la implementación nuclear y porque se ha dado mayor énfasis a otras energías renovables. Por ejemplo, la energía eólica contribuye prácticamente con el doble de energía en el total del mix eléctrico que la energía nuclear. En este sentido, Reino Unido ha reducido dramáticamente la participación del carbón, a pesar de que históricamente lo relacionamos como productor de carbón.
En el caso de Reino Unido, se podría pensar que hacen falta políticas que facilitaran vía “fast track” los trámites para energías renovables, pero la burocracia no es el problema principal. A pesar de contar con 10 lugares ya aprobados para construir plantas nucleares, el gobierno actual no ha emprendido la construcción de nuevos proyectos hasta ahora que se plantea una política más frontal y agresiva en este sentido. El tema, igual que en Francia, es garantizar la seguridad energética de sus ciudadanos que, en su caso, es más crítica por la dependencia del gas y por la falta de combustible nuclear para alimentar las centrales nucleares, el cual sólo es comercializado por Rusia. Como parte de esta expansión hacia la energía nuclear, el gobierno propuso un paquete de 300 millones de libras esterlinas para financiar la construcción de una planta productora de combustible nuclear.
Este enfoque, en ambos casos, evidencia la necesidad de equilibrar las necesidades energéticas al momento de plantear la expansión de proyectos de energías renovables. No es sólo vigente sino legítima la necesidad de garantizar la seguridad energética, sopesando su viabilidad e impacto ambiental, pero sin comprometer su soberanía.