La Agencia Internacional de Energía (IEA por sus siglas en inglés), en su reporte sobre el estado de la Inversión energética en 2023, demuestra que la inversión global en energía limpia ha recibido un impulso significativo debido a los esfuerzos para superar la pandemia de Covid-19 y abordar los desafíos que plantea la crisis energética mundial. Entre los datos que nos revela, vamos a descifrar lo bueno, lo malo y lo feo de este reporte.
Lo bueno.
En primer lugar, el reporte de la IEA resalta que la inversión en energía limpia alcanzará un récord de $1.7 billones de dólares en 2023, un 12% más que en 2022. Este monto significa más del doble del nivel de inversión en combustibles fósiles. En suma, por cada dólar invertido en combustibles fósiles, ahora se invierten 1.7 dólares en energía limpia. En 2018 esta proporción era de 1 a 1.
La energía solar y eólica son los principales impulsores de la inversión en energía limpia, y se espera que el gasto en estas tecnologías alcance los $1.2 billones de dólares en 2023. A pesar del incremento en los precios del petróleo, como lo preveíamos en este número de la Newsletter de E2M, se prevé que la inversión en petróleo y gas aumente un 6% en 2023, alcanzando los 950 mil millones de dólares, cifra por debajo del monto de inversión en energía limpia. Así mismo, esta cifra está por debajo del nivel de inversión visto en 2019.
Se prevé que la inversión en carbón disminuya un 10% en 2023, alcanzando los 150,000 millones de dólares, el nivel más bajo de inversión en carbón desde 2015. Esto se da a pesar de que los países de ingreso medio son aún dependientes del carbón para la generación eléctrica más barata y no han mostrado señales de revertir esa tendencia.
Visto en retrospectiva, la inversión en producción de petróleo y en energía solar, se han igualado en 10 años. En 2013, el monto de inversión en producción de petróleo era de 636 mil millones de dólares y energía solar era de 127 mil millones. En cambio, durante 2023, el monto de inversión en energía solar, supera por poco los 370 mil millones de dólares invertidos en la producción de petróleo.
Lo malo.
La mayor parte del flujo de efectivo adicional generado por la industria del petróleo y el gas durante la crisis energética, se está reinvirtiendo en combustibles fósiles, y solo una pequeña fracción se asigna a tecnologías limpias.
El aumento en la inversión de energía limpia es notable, pero se centra predominantemente en un grupo selecto de países. China, la Unión Europea y Estados Unidos, representan el 80% de la inversion mundial y casi todo el crecimiento de los últimos años.
Los costos de paneles solares y turbinas eólicas han tenido un desempeño mixto. Los paneles solares han subido y bajado de precio antes y después de la pandemia y su costo se ha estabilizado, sin embargo, las turbinas eólicas se han mantenido a precios altos. Uns estabilización de sus costos indicaría una mayor maduración del estado de la tecnología y su competitividad.
Lo Feo.
Las condiciones macroeconómicas presentan desafíos adicionales, ya que los activos de combustibles fósiles ofrecen mayores rendimientos a corto plazo. Por otro lado, las inversiones en energía limpia con frecuencia requieren financiamiento que en un entorno de altas tasas de interés, precisan de mayor inversión inicial y se restringen los márgenes de utilidad.