¿Es factible garantizar un suministro eléctrico ininterrumpido mediante un sistema sustentado en energías renovables? Dinamarca tiene la respuesta, y la clave reside en la eficiencia de su red.
Al igual que Francia en los años setenta, Dinamarca comenzó a buscar alternativas energéticas después de la crisis del petróleo de 1973, que puso en riesgo su suficiencia energética. La opción elegida por los daneses fue la energía eólica y para 1979, la primera turbina eólica inició operaciones. Para inicios del milenio, en 2002, el primer parque eólico marino fue inaugurado, totalizando en la actualidad 15 instalaciones totalmente operativas con una capacidad aproximada de 2.4 GWh. El crecimiento de la energía eólica a partir de la década del 2000, es el punto de inflexión para el predominio de las energías renovables en Dinamarca.
La energía eólica aporta más del 50% de la energía en el mix eléctrico de Dinamarca. Las energías renovables contribuyen más del 80% dela generación de electricidad. Este país nórdico es uno de los pioneros en el desarrollo de la bioenergía, el entusiasmo por esta tecnología renovable se debe a que aporta energía eléctrica renovable al mix eléctrico de forma constante, dando así respaldo a la red.
El liderazgo energético de Dinamarca no ha sido fácil ni es un cuento de hadas, es ejemplo de planificación para el futuro. Pero por idílico que suene, ¿cómo pudieron los daneses garantizar el suministro fundamentando su sistema eléctrico en formas de energía intermitente como la eólica?, ¿cuál es el arma secreta? La respuesta está en la Evaluación Dinámica de Línea (DLR, por sus siglas en inglés). Esta tecnología exprime cada vatio de la infraestructura existente, es decir, busca la eficiencia de toda la energía que atraviesa la línea de la red eléctrica.
La red eléctrica tiene límites físicos inherentes que se ven afectados principalmente por el viento, la temperatura y la radiación solar. La transmisión de la electricidad a través de la red eléctrica, implica que un porcentaje de la energía se perderá de acuerdo a la distancia que recorra en la línea: entre más alejado esté el punto de generación hasta su destino, más energía se perderá. Las líneas de la red tienen límites y el enfoque tradicional dicta establecer un tope de capacidad basado en cálculos estáticos. La Evaluación Dinámica de Línea cambia el guión: los sensores instalados en la red monitorean el viento, la temperatura y la luz solar, alimentando datos a un software inteligente que ajusta dinámicamente la capacidad de la línea sobre la marcha.
La implementación del DLR en la red eléctrica implica que las líneas existentes obtienen un impulso de potencia, haciéndolas más resistentes y flexibles ante los fenómenos meteorológicos extremos y los picos de demanda, acomodando sin problemas al suministro de las energías renovables como la eólica y solar para solventar esta demanda. En Dinamarca, esta implementación ha brindado a la red hasta un 30% más de potencia, por lo que el plan es expandir este sistema en la totalidad de la red para este año 2024. En la actualidad, el 20% de sus líneas ya son gestionadas por DLR, por lo que los ahorros en la gestión del sistema no han pasado desapercibidos.
El éxito en la administración del sistema ha sido tal, que Dinamarca se ha convertido a su vez en exportador de energía. Precisamente, una de las bondades del DLR es que es posible que el excedente de energía se pueda vender a los países vecinos. Dinamarca ha sido un paso común para el flujo de energía y con el voto de confianza hacia un sistema más eficiente, pone la pauta para buscar eficientar el ingreso de la energía a la red y no su crecimiento a toda costa. Equilibrar la variabilidad de las energías renovables, precisa de un compás pausado para gestionar de manera flexible su demanda.
