2023 fue el año más caluroso del que se tenga registro y la red eléctrica se vio bajo un estrés sin precedentes, ¿qué lecciones debemos de aprender para estar preparados para condiciones climáticas extremas?
Desde 1880 que existen registros meteorológicos, no se había registrado un verano tan caluroso como el que experimentamos en el hemisferio norte durante 2023. El trimestre que comprende los meses de junio, julio y agosto, registraron en promedio 0.23 grados centígrados más cálidos comparados con cualquier otro verano anterior. Si tomamos en cuenta solamente el mes de agosto, el incremento de temperatura en promedio fue de 1.2o C.
Los incendios en Canadá y las olas de calor experimentadas en Estados Unidos, Japón y Europa, fueron ocasionadas por el regreso del fenómeno climático de “El Niño”, que se caracteriza por el aumento de la temperatura superficial del mar, originado principalmente en el Pacífico.
Con la temperatura subiendo y los fenómenos climáticos extremos al acecho, la demanda eléctrica se dispara por la necesidad de aire acondicionado para ventilar y enfriar los espacios, y con ello, la demanda de energía y la red eléctrica se ponen a prueba. En México, durante el verano de 2023, se registró un máximo histórico de demanda eléctrica, específicamente el 20 de junio con un incremento casi del 10% respecto al año anterior, con un máximo registrado de 52,993 MW de demanda de energía.
Así mismo, la reserva operativa del Sistema Interconectado Nacional (SIN), el cual consiste en todo el entramado del sistema eléctrico que da servicio a más de 45 millones de usuarios, disminuyó a niveles más bajos respecto al año anterior, llegando a prácticamente el 10% de reserva operativa. De acuerdo con los estados operativos del SIN, la reserva de planeación se establece en un nivel mayor o igual al 13% y la reserva operativa en un 6%, por lo que el incremento de la demanda implicó que el sistema activara la alerta para la reserva de planeación, pero no para la reserva operativa. El sistema podía seguir funcionando, pero ya experimentaba presión.
El sistema eléctrico de Estados Unidos también estuvo a punto de romper récord, con 741,815 MW estuvo a poco de romper el máximo histórico registrado el año anterior en 2022.
En contraste, el estado de Texas vivió una odisea cuando el consumo eléctrico se disparó hacia máximos históricos y pulverizó los registros del sistema ERCOT, que declaró al estado bajo emergencia por la alta demanda.
En el contexto de Estados Unidos, las energías limpias, principalmente la eólica y solar, salieron al rescate de la red eléctrica. La alta demanda durante las horas pico de consumo, coincidió con las horas de generación energética de paneles y turbinas y el impulso que se ha dado a las unidades de almacenamiento de energía producida por paneles solares en residencias, ciertamente hicieron su parte.
Lo relevante en este sentido, es que tanto las olas de calor como las tormentas invernales en su caso, revelan que los fenómenos climáticos extremos ya no son una anomalía sino una tendencia. Las redes eléctricas serán sometidas a mayor estrés conforme las temperaturas extremas comienzan a ser la norma y no la excepción.
Y aunque hasta lo antes analizado, hemos visto sólo el caso de México y Estados Unidos, esta es una tendencia global. En este sentido, Europa es el continente que más rápidamente se está calentando y por lo mismo, está delatando los problemas estructurales que esto conlleva. Por ejemplo, el aire acondicionado es menos común en muchas regiones de Europa, a como lo es en nuestro continente; esto debido por supuesto a la temperatura que históricamente se ha presentado y como al diseño de las viviendas y su relación con la eficiencia energética.
En México podemos ver cómo la demanda energética también revela las desigualdades. Mantener un espacio residencial fresco durante el día y la noche en el verano conlleva un gasto eléctrico mayor y por lo tanto, el monto del recibo de la luz aumenta. En muchos contextos, el acceso a un espacio fresco en condiciones de altas temperaturas es prácticamente un lujo.
Lo que debemos de aprender de la ola de calor, es que esta tendencia de mayor demanda sólo se incrementa en el futuro, que la red eléctrica estará a prueba, muchas veces de forma inesperada, y que las reservas de energía seguramente llegarán a niveles de alerta. Como lección más próxima, debemos de incorporar energías renovables de manera integral a la red eléctrica, así como tecnologías de almacenamiento; como en el caso de Texas, pueden marcar la diferencia para mantener la red eléctrica en funciones.