El recorte en la producción de petróleo y el consecuente incremento del precio del crudo, es tanto benéfico como perjudicial al desarrollo y adopción de las energías renovables. Todo depende no sólo del punto de vista, sino del marco de tiempo desde el cual se analice.
En un movimiento político sorpresivo, Arabia Saudita anunció el 2 de abril, una reducción de medio millón de barriles por día en su producción de petróleo. En su momento, la noticia provocó un aumento del 8% en los precios del crudo, después de haberse mantenido relativamente estable hacia la baja. En total, sumando los recortes de Rusia y de países productores como Irak y Emiratos Árabes Unidos, habrá 1.5 millones de barriles menos al día en la oferta circulante de petróleo.
Sin embargo, después de lograr un máximo sobre los $83 dólares, la cotización descendió hasta los mínimos del año. Aún así, es probable que en los siguientes meses, el petróleo experimente presión al alza al acercarse el período estacional alcista durante el verano.
El recorte, técnicamente, es una respuesta al aumento de los inventarios y la disminución de la demanda. La decisión se tomó durante una reunión de la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo) y se implementará desde mayo hasta finales de junio con el objetivo de estabilizar el mercado del petróleo y aumentar los precios. Políticamente, la respuesta tiene una justificación distinta y una dimensión mayor.
Geopolíticamente, podemos interpretar la respuesta como una afrenta de parte de Arabia Saudita hacia Estados Unidos. En Julio del año pasado, el presidente Joe Biden viajó a Oriente Medio para acordar el aumento de la producción del crudo, negociaciones que no tuvieron éxito. Meses después, en Noviembre, antes de las elecciones de Mid-term en Estados Unidos, Arabia Saudita hizo un recorte a la producción de petróleo, lo cual se interpretó como un desafío y el gobierno de Biden prometió que habría consecuencias. En este panorama, ante un recorte de producción que provocará aumento de precios, Estados Unidos tendrá que elegir su respuesta. Y esta puede tener mucho que ver con las energías renovables.
La adopción de energías renovables se verá afectada por la decisión de la OPEP en el corto plazo. ¿Por qué en el corto plazo? El movimiento naturalmente provoca un aumento en los precios del crudo y por lo tanto, de los combustibles y otros derivados del petróleo. Por lo tanto, las energías renovables se ven afectadas por efecto rebote y los proyectos de energía limpia son pospuestos en este panorama, particularmente en países en desarrollo donde el costo es un problema importante. Se abre a su vez, el temor a un repunte en la inflación.
Sin embargo, a mediano y largo plazo, el camino hacia las energías renovables continuará. Su ritmo de adopción puede aumentar bajo la siguiente premisa: la dependencia del petróleo alenta la asignación de recursos para desarrollar proyectos de energía limpia y de baterías y autos eléctricos. Estados Unidos redoblará su apuesta por la transición energética en medida que esta sea un instrumento para afrontar la dependencia del petróleo. Y por ende, limita el riesgo a la exposición a otros productores de petróleo y sus propias alianzas políticas.
